La moda y el cine siempre han ido de la mano, y detrás de cada diseño hay manos expertas asegurando que luzca perfecto hasta el último minuto.
Las luces del escenario iluminaban con intensidad la gran noche del cine español. Actores, directores y rostros conocidos desfilaban por la alfombra roja, exhibiendo con elegancia atuendos diseñados hasta el último detalle. Sin embargo, entre el glamour y el espectáculo, había un equipo silencioso pero esencial trabajando entre bambalinas.
El pasado 8 de febrero, Mónica fue elegida para desempeñar un papel fundamental en los Premios Goya que se celebraron en Granada: ser «la aguja» al pie del escenario. Su misión era clara, aunque discreta: estar lista para cualquier imprevisto con los vestuarios de presentadores y premiados. Un hilo suelto, un botón a punto de desprenderse o un cierre rebelde podían convertirse en protagonistas inesperados en la gran noche del cine, pero con su aguja y destreza, Mónica estaba preparada para solucionar cualquier emergencia en cuestión de segundos.
Mientras las cámaras enfocaban los discursos de agradecimiento y los premios se entregaban uno a uno, en las sombras del backstage, su presencia garantizaba que todo transcurriera sin contratiempos.
Ser parte de una gala tan importante no solo fue un reto profesional, sino también un reconocimiento al valor de la artesanía y el detalle en el mundo de la moda. Porque, aunque no se vea en pantalla, la costura también tiene su papel estelar en los Goya.
